sábado, 27 de abril de 2019

123rd Boston Marathon

"Hay que tener cuidado con lo que se pide, porque se puede cumplir"

Esta frase, que normalmente utilizo mucho, puede servir como resumen perfecto de la Maratón de Boston que disputé el pasado 15 de Abril. Me explico. Álvaro y yo nos pasamos toda la semana previa a la carrera pidiendo que no lloviera durante la misma. Pues bien, al final pasamos hasta calor corriendo, lo que complicó aun más una carrera que ya tiene sus propias complicaciones. Al final, salvamos la papeleta, completando el recorrido en poco menos de tres horas (2h 59min 22seg) y trayendo a casa una nueva medalla (la 5ª Major y la 17ª en el historial!!!)


Diez semanas de preparación especificas precedieron a esta maratón. El resultado de la Media Maratón de Sevilla de finales de Enero, nos hacia partir de una muy buena base (tanto física como psicológica) que ha permitido realizar los entrenamientos aeróbicos con las pulsaciones más bajas que recuerdo. Sin embargo, cuando tocaban entrenamientos anaeróbicos, el pulso se disparaba y las sensaciones no eran las adecuadas. Ante esta situación, acuerdo con el mister olvidarnos de intentar MMP y centrar el objetivo en mejorar la marca realizada en Berlín (2h49min50seg)

En la semana previa a la carrera, también pasé por el endocrino para la revisión semestral de la hemoglobina glicada. El resultado fue de 7,1%, por lo que todo en orden.

Boston Marathon - Resumen preparación

El día de la Maratón (Boston se corre en Lunes, en la celebración del Patriots' Day) el despertador suena a las 5:00, ya que debemos coger el transporte que nos llevará a la ciudad de Hopkinton, donde se inicia el recorrido. Nada más despertar, es momento de realizar el primer BMTest: 177, algo alto, por lo que opto por ponerme una unidad de insulina. Al menos, veo en la gráfica del freestyle que los niveles durante la noche no han sido malos del todo. Mantengo mi rutina de no desayunar.

Veinte minutos en metro nos separan de la zona de meta, donde se realiza la recogida de los corredores para llevarlos a la salida y donde se ubica el guardarropa. Para mi, esto supone un pequeño fastidio, ya que, si quiero realizar medición sanguínea antes de empezar la carrera, debo cargar conmigo el glucómetro y la insulina, por si es necesario poner algo más antes de empezar. Menos mal que compré un cinturón con buena capacidad en su día ;-)


El viaje hasta Hopkinton lo realizamos en los reconocibles autobuses escolares de Estados Unidos. Intento dormir algo, pero son incomodísimos. Ha empezado a llover con bastante intensidad y las caras de los corredores son de autentica preocupación. De hecho, hacemos una parada de unos quince minutos en una estación de servicio, ya que el conductor nos dice que esta pendiente de instrucciones por si tiene que cambiar de recorrido. Finalmente, se mantiene el plan original y llegamos a Hopkinton, donde tienen montadas unas grandes carpas que nos protegen de la lluvia y un gran número de voluntarios sirven café, te, bagels, geles y fruta.

Con un par de cafés y un par de visitas al baño, practicamente pasamos el tiempo de espera hasta la salida de nuestra oleada. Además, ha dejado de llover e incluso el sol ha hecho un amago de salir. El recorrido desde las carpas hacia la salida es de algo menos de 1km y se realiza de forma escalonada. Durante el trayecto, la gente del pueblo ofrece bebidas, fruta e incluso crema solar. El acceso a los cajones está fuertemente controlado, para que cada uno esté en el sitio que tiene que estar. Último abrazo con Álvaro para desearnos suerte antes de ubicarnos en el cajón que nos corresponde a cada uno. Pequeño calentamiento y último BMTest: 155. El freestyle marca una tendencia descendente, así que decido no ponerme insulina.

Por un pequeño pasillo, pasan a nuestro lado los corredores élite. Consigo chocar la mano con Yuki Kawauchi, que no deja de sonreir y jalear a los corredores populares, al contrario que los corredores africanos que van mucho más serios.


Aunque hay bastante gente, consigo ubicarme en segunda fila de mi cajón. Poco antes del inicio de la carrera, otro corredor me da la enhorabuena por estar allí. Señala el sensor del freestyle que llevo en mi brazo, me dice que conoce lo complicado que es gestionar una diabetes y que tiene mucho mérito hacer maratones. Casi se me cae la lagrimita... A las 10:02 se da la salida para los populares. Los primeros kilómetros son totalmente favorables y cuesta sujetar las piernas.

KM5. 19:36 (3:55 min/km). Glucemia 165. Aproximadamente cada dos millas hay un puesto de avituallamiento. El diseño de los mismos me parece muy acertado: primero, en un lado de la carretera y, unos metros después, en el otro lado. En ambos lados, hay varias mesas con powerade y otras tantas con agua, todo servido en vasos de papel. El sol ha aparecido un par de veces con fuerza y la humedad está muy presente. En el km7 ya voy totalmente sudado. El terreno sigue siendo favorable y mantengo un ritmo por debajo de 4:00min/km con relativa comodidad. No consigo encontrar un grupo en el que poder "engarcharme" para compartir el esfuerzo.

KM10. 39:27 (19:51 - 3:58 min/km el split). Glucemia 200. Aunque voy cómodo de piernas, la alarma del GPS ya me ha avisado varias veces que he superado las 170ppm. Seguramente eso es lo que ha provocado la subida de la glucosa. Decido mantener el ritmo y esperar al próximo split antes de tomar alguna decisión. El recorrido está lleno de gente ofreciendo cosas a los corredores, puedo ver agua, fruta, gominolas e incluso vaselina. Me sorprende la gran cantidad de gente que me adelanta, teniendo en cuenta el ritmo al que voy.


KM15. 59:23 (19:56 - 3:59 min/km el split). Glucemia 215. El nivel de glucosa sigue subiendo, impidiéndome tomar alguno de los geles que llevo encima. Lo bueno de llevar la insulina encima, es que puedo ponerme en cualquier momento, aunque eso me obligue a parar unos segundos. Decido bajar un poco el ritmo para ayudar a que baje el nivel de glucosa. En este split se encuentra una de las primeras cuestas importantes del recorrido. Poco antes del km20, la carrera pasa por Wellesley College, donde las estudiantes gritan enloquecidas a los corredores pidiendo que las besen. No os podéis imaginar el nivel de ruido que se genera, es totalmente ensordecedor y, en mi opinión, muy molesto. Afortunadamente, sólo están en un lado de la carretera, así que me alejo lo máximo posible ;-)

KM20. 1:19:47 (20:24 - 4:05 min/km el split). Glucemia 200. Una noticia buena y otra mala. La buena es que el nivel de glucosa ha empezado a bajar, así que descarto parar a ponerme insulina. La mala, ya me he dado cuenta que no es mi día, a pesar de que el paso de la media es el deseado, no voy fino, y eso que todavía quedan las peores cuestas del recorrido. En este split puedo ver una imagen muy desagradable. Un par de corredores apartan a otro corredor del recorrido, ya que este está totalmente zombie. Me recuerda a lo que viví en Londres, sólo que en esta ocasión es demasiado pronto. Otro par de cuestas en la parte final del split, me hacen replantearme la carrera y empezar a sacar la calculadora pensando en una marca por debajo de las tres horas.


KM25. 1:40:18 (20:31 - 4:06 min/km el split). Glucemia 160. La tendencia descendente de la glucosa, permite que me pueda tomar el primer gel. El recorrido es un continuo rompepiernas que imposibilita el coger un ritmo de crucero y sumar kilómetros. En una de las subidas más largas, noto un fuerte pinchazo en el isquio derecho. Me paro, estiro un poco y hago un pequeño tramo caminando. Vuelvo a correr y parece que se queda en una falsa alarma. Aunque he bebido agua en practicamente todos los avituallamientos, pienso que puedo estar un poco deshidratado y me obligo a beber más hasta la línea de meta.

KM30. 2:02:28 (22:10 - 4:26 min/km el split). Glucemia 110. El descenso en el ritmo de carrera se deja notar en la glucosa, por lo que opto por tomar un Gluc-Up. En este split, se encuentra la famosa "Heartbreak Hill", que todo el mundo que ha corrido Boston te menciona. Sin embargo, nadie te avisa de las tres colinas anteriores que te dejan las piernas totalmente tiesas. Me tomo las subidas con mucha calma e intento relajar las piernas en las bajadas. Eso sí, la animación en esos kilómetros es brutal y te obliga a esforzarte al máximo y no pararte en alguno de los puestos que huelen a comida (que es lo que te apetece)


KM35. 2:26:22 (23:54 - 4:46 min/km el split). Glucemia 90. Pequeña parada en el avituallamiento para tomar el gel y el agua con calma. De aquí a meta el terreno ya es más favorable, aunque todavía queda alguna pequeña subida, que te parece el Himalaya. Me he relajado demasiado en el split anterior y tengo que acelerar un poco para que no se me escape la marca de las 3 horas. Entramos en la ciudad de Boston y ya pienso en como me va a quedar la medalla de finisher.

KM40. 2:49:38 (23:16 - 4:39 min/km el split). Glucemia 100. Unos pocos metros delante mía veo a Álvaro y pienso que tenemos que entrar juntos en meta. No podia imaginar un mejor final para esta maratón, disfrutar junto a mi gran amigo de esa línea de meta y de ese medallón que le van a dar como finisher de las seis maratones calificadas como "Major". A la altura del km41 me pongo a su altura y noto que va algo más castigado que yo. Le digo que tenemos el sub 3horas en la mano y me pongo delante para marcarle el ritmo. Última subida del recorrido y encaramos la recta de meta. La emoción en el rostro de Álvaro es evidente.


Cruzamos la línea de meta, nos abrazamos, gritamos, lloramos... Es un momento precioso poder compartir con un amigo el poder cumplir un sueño.

En resumen, Boston es una maratón increíble. El nivel de la organización es altísimo en todos los aspectos: la gestión del desplazamiento de corredores hasta la salida, los avituallamientos, los voluntarios, la entrega de medallas y la recogida de bolsas en el guardarropa. Se nota que llevan 123 años haciéndolo. Además, aquí la gente viene a correr de verdad. Mi puesto en la clasificación es el 2488, en NewYork con un tiempo similar mi puesto fue el 722.

En cuanto a mi carrera en particular, debo decir que me equivoqué en el momento de la salida al no poner una unidad de insulina. La experiencia de Amsterdam, donde sí lo hice y luego estuve con niveles bajos, jugó en mi contra. A pesar de eso, después creo que hice una correcta gestión de la diabetes. El otro "pero" que me pongo es el inicio tan rápido que hice. Con ese terreno tan favorable es difícil frenarse, pero está claro que hay que hacerlo, ya que si no, al final lo pagas.

Boston Marathon - Glucemias

¿Qué planes tengo para el futuro? Pues en lo más inmediato, descansar y recuperar. Llevo casi un año sin parar más de una semana y eso no puede ser. Dos semanas a modo de enfriamiento, saliendo tres días a ritmo cómodo, y otras dos semanas de parón total es lo indicado por el mister para poder afrontar con garantía los retos de la segunda parte del año, con la Maratón de Donosti en el radar.

Gracias a todos los que me seguís. Un abrazo!!

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